Cómo desayunar nos hace más sanos


Alimentarnos es la segunda mejor forma de empezar el día (la primera es meditando, para después desayunar) y lejos de ser un eslogan para vender cereal, es una verdad que involucra al estado de nuestro cerebro, el riesgo de padecer enfermedades, mayor longevidad y mejor estado de ánimo.
Para la gran mayoría de nosotros, nuestro cerebro depende de la glucosa para funcionar (la excepción son aquellos que por voluntad o enfermedad padecen cetosis, y su cerebro se nutre de la energía de los lípidos, como en el caso de la dieta Paleo) y en las primeras horas del día sufre un déficit de glucosa. Es por eso, y no por la falta de cafeína, que despertamos lentos, distraídos y un poco torpes. El café puede ser una gran medicina, pero para despertar en la mañana, prefiere una manzana, y para mantenerte despierto, no un segundo café, sino un plato de avena.En una cultura donde consumimos pocas frutas y verduras, el desayuno también es una ocasión importante para obtener nutrientes. Al saciarnos, además, evita o reduce el antojo de mediodía, o la voracidad con que llegamos al almuerzo. Así, estamos más saludables y con mejor línea.
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El desayuno previene enfermedades. Es parte de una dieta anti-estrés , previene dolores de cabeza, ayuda a regular la insulina (las personas que no desayunan tienen más riesgo de sufrir diabetes), reduce los niveles de colesterol y, al darnos energía óptima, nos ayuda a no sufrir accidentes.
Esto no es excusa para empezar cada día con una mimosa o unos tacos de carnitas. De la misma forma en que buenos hábitos en el desayuno pueden mejorar tu día, los excesos y malas decisiones en la primera hora del día pueden hacerte miserable más temprano.